Por Gastón Ayerbe*
Un vino de autor rescata el sello particular, el estilo y la pasión de su creador, quien dirige todas las etapas desde la vid hasta la copa.
Con un manejo sumamente cuidadoso del viñedo, las uvas se cosechan en el punto óptimo de madurez.
Luego son vinificadas con protocolos que combinan lo artesanal con la mejor tecnología existente. Se trata de elaborar vino en menor escala, pero de una manera sensiblemente controlada, priorizando la calidad por encima de todo.
Un vino de autor refleja el concepto de lo que es un gran vino para su elaborador. Busca potenciar al máximo las cualidades de la vid, determinadas por el tipo de suelo y las condiciones climáticas, factores que se identifican con el término francés «terroir» o «terruño» en español.
Se combina una impronta vanguardista y de sustentabilidad buscando lograr la mejor expresión de cada terruño.
Tomando las palabras del enólogo Ángel Mendoza, «en la elaboración de un gran vino, está implícita la participación, casi perfecta, de factores naturales -suelo, clima, cepaje, marcha climática del año- y la insustituible sensibilidad del hombre para conducir el desarrollo de la viña y los procesos de vinificación y crianza.»
Se ha apelado a diferentes términos para describir este tipo de vinos. Por ejemplo, los vinos de garage y los vinos de culto.
Vinos de garage
A comienzos de los años 90 en Francia comenzó a utilizarse la denominación vinos de garage, para referirse a elaboraciones muy pequeñas de tipo artesanal. Son elaborados meticulosamente con la pretensión de lograr vinos auténticos, en base a procedimientos que buscan respetar al máximo las características de cada cepa y de cada cosecha. No se escatiman los medios para lograr que la uva exprese todo su potencial, a través de vinos que conjugan una gran riqueza de aromas y sabores.
El primer vino famoso bajo el nombre de vino de garage fue el Chateau Valandraud, producido en St. Emilion en 1,5 hectáreas de viñedos, a comienzos de los años 90. Desde entonces el fenómeno se ha amplificado y los garajes se convirtieron en bonitas bodegas que albergan estas codiciadas perlas.
El nombre vino de garage no es una categoría oficial en Francia. Se utiliza el término “micro-cuvee” para referirse a vinos exclusivos producidos en cantidades de apenas 400 a 1500 cajas por año, provenientes de viñedos de no más de 6 hectáreas. Históricamente, el primer vino de este tipo fue el Chateau Le Pin, producido por primera vez en el año 1979, en 2 hectáreas de viñedos en Pomerol. Se lo considera el principal antecedente de los vinos de garage.
Vinos de culto
En Estados Unidos, se utiliza el término vinos de culto pues se adquieren como objetos de lujo u obras de arte. Existen pocas etiquetas de este tipo de vinos, elaborados principalmente a base de Cabernet Sauvignon, en su mayoría en la región de Napa Valley.
Se venden por lista debido a que su producción es muy baja y su demanda muy alta. Su fama de ser tan exquisitos como raros, los ha convertido en piezas de colección. Han llegado a disputarse en subastas de conocedores por más de mil dólares la botella. Algunos nombres de estos vinos selectos son: Harlan Estate, Screaming Eagle, Bryant Family, Grace Family, Colgin Cellars, Dalla Valle, Araujo Estate.
Vino casero
Reconociendo la afición de muchas personas que deciden año a año elaborar su propio vino «en casa», en Argentina existe la figura de “elaborador de vino casero” aprobada por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Las elaboraciones no pueden exceder los 4.000 litros anuales, debiéndose aplicar prácticas enológicas lícitas y emplear locales, vasijas y demás elementos respetando condiciones específicas de sanidad. Así mismo, el producto tiene que reunir las características químicas de un vino genuino, expresadas mediante determinaciones de alcohol, extracto seco, azúcares reductores, acidez total y acidez volátil.
Esta medida reconoce la existencia de una gran cantidad de elaboradores de vino artesanal. En muchos casos se trata de continuadores de la cultura de producir su propio vino, heredada de padres y abuelos inmigrantes. A ellos se han ido sumando cada vez más amantes del vino, movilizados por la pasión de llevar a cabo esa maravillosa alquimia que permite transformar uvas en vino.
Dentro de este marco, es posible elaborar exquisitos vinos artesanales siempre y cuando la materia prima sea de excelente calidad. Sólo es posible elaborar un buen vino a partir de uvas sanas y en su grado óptimo de madurez. Las uvas recién cosechadas deben trasladar inmediatamente hasta el lugar donde se llevará a cabo la elaboración para preservar su frescura y sanidad. Hoy día, el uso de tecnología adecuada está al alcance de un pequeño elaborador, pudiendo reproducir a pequeña escala el proceso completo que realiza una bodega comercial.
Un vino de autor, de garage o de culto, pretende alcanzar la mejor expresión de lo rico, lo puro y lo bello. Un vino criado con minuciosa dedicación que refleja la inspiración y la pasión de su autor.
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*Sommelier y elaborador de vino casero entre 2002 y 2007.
Instagram: @vinosdeayerbe