El vino y el desarrollo sostenible

El cuidado del ambiente y el desarrollo sostenible son valores cada vez más internalizados y adoptados a nivel global. Es esperable que cada vez más consumidores estén dispuestos a apoyar a los productores que comparten estos valores.

La vitivinicultura tradicionalmente ha utilizado productos químicos, como pesticidas y herbicidas, y ha dependido de maquinaria pesada para la cosecha y el cultivo de las vides. Sin embargo, cada vez son más los productores que están adoptando prácticas más sostenibles.

Vinos sustentables

Vinos orgánicos y sin sulfitos agregados

En el caso de los vinos orgánicos y de los vinos sin sulfitos agregados, se busca minimizar la intervención humana y evitar el uso de aditivos químicos. El cultivo de uvas orgánicas se lleva a cabo sin el uso de pesticidas, herbicidas o fertilizantes sintéticos. De esta manera se promueve la biodiversidad y se preserva la salud del suelo y el entorno.

Asimismo, se utilizan métodos de vinificación como la fermentación espontánea con levaduras autóctonas, sin aditivos artificiales, como sulfitos añadidos, clarificantes o estabilizantes químicos.

Las etiquetas de los vinos aclaran si contienen sulfitos o si se trata de un vino orgánico o de un vino sin sulfitos agregados. Si bien todos los vinos contienen sulfitos de forma natural, se suele agregar sulfitos para la conservación y protección del vino. Los vinos sin sulfitos agregados son aquellos que no contienen adiciones de sulfitos durante el proceso de vinificación.

¿Qué son los sulfitos?

El anhídrido sulfuroso (SO2) es un aditivo que se usa en gastronomía desde la antigüedad. En enología cumple algunas funciones muy importantes: tiene un efecto protector ya que no permite que se reproduzcan hongos, levaduras y bacterias. Además, funciona como agente antioxidante.

¿Cuánto sulfito se puede agregar en los vinos? La legislación establece que el contenido de SO2 total en botella de 750 ml debe ser inferior a los 150 miligramos por litro en los vinos tintos. En el caso de los vinos blancos y rosados debe ser menor a los 200 miligramos por litro.

Sabor auténtico y cuidado del ambiente

Los vinos “naturales” tienden a mostrar la expresión pura de la uva y el terruño o lugar de origen. Pueden tener sabores frescos, vivos y terrosos.

La concepción de estos vinos tiene un impacto positivo en la sostenibilidad y el respeto hacia el ambiente, en la medida en que se minimiza el uso de energía, agua y productos químicos, y se promueve la biodiversidad en los viñedos.

Los vinos orgánicos y sin sulfitos agregados constituyen una opción atractiva para aquellos consumidores que buscan cuidar el ambiente y fomentar el desarrollo sostenible.

Además del trasfondo vinculado al consumo de productos naturales, muchos enólogos sostienen que un vino sin sulfitos agregados se expresa con una paleta mucho más definida y viva.

Valoración de los expertos

Hasta ahora, la valoración de los vinos naturales por parte de los críticos ha sido mixta. Si bien algunos han elogiado la calidad y el sabor de estos vinos, otros han cuestionado su estabilidad y durabilidad en comparación con los vinos convencionales.

En general, los vinos naturales tienden a tener un sabor más fresco y auténtico, lo que los hace atractivos para aquellos consumidores que buscan experiencias gustativas más puras. Sin embargo, algunos críticos han señalado que estos vinos pueden ser menos estables y más susceptibles a la oxidación, lo que puede afectar su calidad y sabor con el paso del tiempo.

En ese sentido, los vinos convencionales se elaboran siguiendo prácticas enológicas estandarizadas y modernas. Se utilizan levaduras seleccionadas y se añaden aditivos químicos para controlar la fermentación y estabilizar el vino. Asimismo, se utilizan pesticidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos para proteger los viñedos de enfermedades o para aumentar los rendimientos. Los vinos convencionales pueden contener una variedad de aditivos enológicos, para mejorar la claridad, la estabilidad y la longevidad del vino.

Debido al mayor control en el proceso de producción, los vinos convencionales pueden ofrecer una amplia gama de estilos y perfiles de sabor, adaptándose más fácilmente a las preferencias del mercado. Esto los hace más accesibles en términos de precio y de disponibilidad en el mercado.

Conclusión

La valoración que podamos hacer de los vinos naturales depende de la apreciación personal y de la región vitivinícola de donde provienen. En algunos lugares, estos vinos han ganado reconocimiento y prestigio, mientras que en otros aún son vistos como una alternativa novedosa pero no superior a los vinos convencionales.

Por otro lado, aunque se están haciendo esfuerzos en la vitivinicultura convencional para adoptar prácticas acordes con el desarrollo sostenible, aún queda camino por recorrer en términos de reducción del impacto ambiental y social en la producción de vino. En ese aspecto, los vinos naturales marcan un camino en la dirección correcta en términos de la aplicación de prácticas más sostenibles en la industria del vino, pero al mismo tiempo plantean el desafío de producir vinos en línea con los objetivos del desarrollo sostenible sin hacer concesiones en términos de calidad y estabilidad del producto.

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